martes, 24 de enero de 2017

Súbita

De pronto y sin más. 
De manera furtiva, inesperada y amable.
Conquistaron lo que pretendia conquistar.

De pronto y sin más.
Estoy escribiendo lineas métricas,
sobre una persona impensada.

Cuando estaba a punto de perder la fe, 
y en medio de una crisis de la misma, 
se revelo frente a mis ojos los suyos
quedando atrapado, inevitablemente.

Así mientras grafico esto sonrío,
cruzo los dedos, rezo a la virgen,
firmo un contrato, hago lo necesario
para seguir el camino que condujo esto.

El futbol y él

Eludió jugadores como quien se deshace de cartas viejas, periódicos, cuentos mal redactados, informes de tesis, o cuanta sarta de emociones reducidas a papeles. Lo podían ver todos desde las graderías, mientras saltaban en los viejos tablones de la multi-cancha. Nunca pudo ser futbolista, si bien era su gran pasión, pero hoy tenia sus botines morados. Nada más que ellos y la pelota importaban.
Miro los ojos de Pablo, el kioskero que por tradición jugaba en el equipo de la otra cuadra. Sabía que la siguiente acción sería comentada en la junta de vecinos, debía hacer algo impresionante: Cuando salio a achicarlo, pisó el balón y retrocedió. Pablo abrió los brazos y doblo su rodilla contra el suelo, pero no contaba con la genialidad: Empalmo el esferico completito, hasta rozarlo con delicadeza con el morado botín de nylon. El balón se elevo, y al verse sorprendido el kioskero fue a dar de espaldas al suelo. 
Fue un golazo, sencillamente hermoso. 
Fue tan solo un momento, fue su vida entera y fue la trascendencia. Un poema.