Hay cosas que no soy.
Hay cosas que no tengo.
Tengo cosas que no existen ( son casi palpables)
como los secretos que no descubrí
o las rutas a punto de resolver.
Subestime los principios del tiempo
y las calidades bajo las cuales percibimos las cosas
para así poder entender
que lo obtenido no es más que el mismo valor que le otorgo,
y la búsqueda de la felicidad
no se limita a cumplir con las comunes artimañas,
los prototipos perfectos, las preferencias ilustradas.
Somos hijos de nuestro propio remordimiento
que constante se cuadra en frente.
otorgando una limitada visión
de la panorámica absoluta y real,
mientras nuestros corazones ineptos al fracaso
se inclinan por la dirección más segura
para caminos que (todos) sólo tienen peligro.