Ligero. No hay prisas.
Sólo que la existencia nos reclama dar un poquito más de lo que tenemos dentro,
aun cuando no reconozca la existencia del alma.
Cuán difícil es por tanto respirar.
llenar los pulmones de algo invisible,
y devolverlo al mundo quitando todo lo bueno que tenía.
Es un ciclo, igual que todo.
circuitos infinitos rodando una y otra vez,
permitiéndonos llegar a la meta donde no sentiremos nada.