domingo, 27 de mayo de 2012

Si me rindiera

En ocasiones las cosas se ponen turbulentas; desagradables para no ser tan psiutico.
Se vuelven sentimientos arrojados al suelo,  como cuando persigues esa mano que te acaricia durante el día y te encuentras con un codo defensor de los derechos manuales. (¿que es eso? )
Pasa cuando sabes que algo anda mal, pero te levantas y sigues por una sonrisa, con un tonito bien idiota para no sucumbir un derrumbe emocional instantáneo. 
Luego te repones, vas por un café y sigues como si nada; pero al dormir recuerdas esa sonrisa, ese tonito idiota, esas ganas de frustrar al mundo y el destino en su misión decidida de acabarte.
Cada día me levanto con más pena, es cierto, con un conflicto armado en mi garganta y las ganas de chocar con unos cuantos gramos de plomo ... entonces recuerdo la sonrisa, ese tonito idiota y sigo adelante, no puedo permitirme perder,
menos ahora que soy más fuerte que nunca.

jueves, 10 de mayo de 2012

Llegar al café, apoderarse de un cómodo sillón de aparente cuero,  y dejar que se mantenga el dolor bajo mi ombligo... aquel dolor que no es dolor si no incomodidad, una sensación de desgano, de pena, sufrimiento puro. Tan melancólico te pones que empiezas a recordar etapas, como hace hasta hace 2 horas por ejemplo, en donde todo olía a sueño y abrazo, sin embargo ahora mismo huele a incertidumbre, incertidumbre pura.
Cuando todo el alrededor se vuelve hipócrita: el guardia que me pide utilice mi teléfono celular fuera del recinto (ya que interrumpo la conversación del resto que esta hablando?), la chica que se sienta al frente sonríe tras quebrar una taza (solo para disimular la preocupación por un posible cobro), y me quedo mudo a algo que me hiere más profundo que la cresta; cuando pienso que poco todo el castillo (de arena) se desarma, que llego la ola y revienta en mis sienes ... hay Cristo cuanto me duele aceptar las cosas.