Cuando escuchaba The Smiths,
hubiese querido ser cineasta y grabar a mi madre cantando Ask,
mientras deliraba en un trono fantástico su romance pasajero,
sin que nadie pudiera saber lo que iba a pasar,
y su existencia era un secreto y nos sonreía en un futuro distante,
cuando sus mechas de cenizas se apoderaban de mi corazón,
por eso duerme más temprano de lo que acostumbran los niños,
sólo por no querer parecerse tanto a ellos,
ya que sabe que son de su estirpe pero no están en su condición,
y los vaivenes del tiempo se burlan constantemente de nosotros,
en un juego macabro que nos hace más fuerte,
mientras mis ambiciones de cineasta se fortalecen,
porque ya sabemos como va terminar esta historia.
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