Que brutos al pensar por un segundo poder encontrarlo. Puesto esto a que no es en sí mismo que no exista. Es inalcanzable. Al menos para muchos de los mortales.
Por ello. Por ser mortales. Por cargar con el pecado original, y la ignorancia que se sincroniza de vez en cuando con nuestras palabras. Y nos ponemos tristes, insignificantes. Aludidos por la falta de tino que gobierna siempre cualquier esperanza de hacer algo bueno, absurdo y sincero, por que está claro que en el fondo es sólo absurdo, y vivimos amarrados a este: el té, el café, los teléfonos, el hilarante comediante de moda, los cigarrillos electrónicos, las bolsas de plástico biodegradables, los insumos médicos y la guerra, obviando la delicadeza y suspicacia que merecen los vínculos entre nuestros pares, otros individuos igual de tristes e insignificantes, rendidos desde siempre a la posibilidad de que el amor exista, habilitando el miedo que inunda severo entonces a aquellos frágiles corazones.
Por eso andamos todos tibios, y ya no nos salen ni las palabras.
miércoles, 10 de enero de 2018
El amor no exite
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