Tú.
Tú que no tienes idea de quien soy yo ni como me comporto.
Tú que que te conformas con saber que hay que comer mañana,
postergando el conocimiento más que la realidad,
te diriges a mi espíritu presumiendo intelecto
cuando no completas ni tu propio instinto ¿podrías decirme tanto como lo que me refieren los sueños?
Hazme reconocer mi estupida realidad,
te encontraras con un idiota: borracho y loco,
más no reventaras tus creencias en la identidad,
pues tú no tienes los pies puestos en ninguna parte,
no vendrás a regañarme sobre que es honesto,
ni cuál es la torpeza que mi dirección he puesto.
Sólo mi corazón sabra lo que es correcto,
Para aclararte que de ti no estoy dispuesto.