Las vio apenas paso por el jardín de la biblioteca, y pese a no tenerlo planeado se decidió a hacerlo.
Espero el momento justo. Nadie lo vigilaba, sólo un viejo entraba a la farmacia homoepatica de en frente podría sospechar, pero seguro la ceguera de los años lo protegería de ello. Entonces de un brinco se tomo de la reja, y estirando su brazo ( algo que parecía mucho más facil en su mente) arrancó una pequeña naranja que más bien parecia mandarina.
Engalanado con este nuevo color, prosiguió su camino por el centro como si nada hubiese pasado. Hacía frío, había que moverse rápido.
martes, 22 de julio de 2014
Naranja
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