Que he de hacer si hoy las palabras no me acompañan como antes.
Tal vez si no fuera pretencioso y solo dijera las cosas como siempre,
si al oír el ritmo del huracán venidero me absorbiera el llanto
y gimiera en abstracto lo mucho que necesitaba poder hablar sin decir nada.
Me pesa entonces darle contenido a razones utópicas,
una vez más marchar por el incondicional paso de la incertidumbre,
volar dragones, destruir castillos, fingir desinterés y jurar al cielo
que es posible vivir sin pensar y escribir sin sentir.
Y luego de lo ineludible,
luego de ubicarme permanente en la resaca de la duda,
fingir criterio:
Escaparme del sueño,
ser sincero,
decir te quiero
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