viernes, 22 de julio de 2016

Delirios matutinos

Imagino un mundo sin conflictos.  Dónde no existen discusiones ni cuestiones de género. en donde no sé requiere la muerte de un número delimitado de trabajadores para reconocer justicia. En donde no por dejarte una barba más abultada escondieras de mejor manera todo lo que sucede dentro tuyo. Dónde no sé necesitan escudos, menos espadas.

Y así y todo, que aburrido ese mundo imaginario. Con una breve noción de casta sin clases, mientras que nuestras singulares excepciones no se convierten más que en meros elementos decorativos cuando no tenemos por qué defendernos, ni sabemos hacerlo. En esto ultimo recae el dilema: el conocimiento como elemento de destrucción, como fuente eterna de ambiciones poco éticas, desilusiones paradigmaticas y amores no correspondidos.

Sin tomar el riesgo de abstraer el conocimiento entonces nos arriesgamos al absurdo, uno más absurdo que el que poseemos con el. O tal vez solo uno menos entretenido.

jueves, 21 de julio de 2016

No nos pertenecemos

Debe ser tal vez nuestra naturaleza. No somos más que originales en una urbe de copias, poco reciprocas y complicadas por los psicotropicos. Seremos entonces las aperturas menos dignas a la realidad tal como es, la vida absoluta y la falta de compromiso. Creemos por tanto en la posibilidad cierta de existir sin ser juzgados, y por tanto condicionarnos a lo que nos enfrentan los medios aunque sea mentira. Por que es cierto que no nacimos para estar juntos, no nos pertenecemos. Somos entes pseudo fugaces en el juego eterno de sonreirnos. Sin gracia, como perfectos extraños. Nos miramos entonces juzgandonos cada vez que podemos, sobre momentos que no son parte de nosotros. Cargando karmas impropios. Riendo de bromas poco divertidas. Porque no nos conocemos ni pertenecemos, y de no expresar la furia no somos rostros de nuestra misma persona. Y nos queremos hasta las raíces.

Pero no somos dueños de nadie, más que de nuestro propio destino hasta que alguien nos hace verificarlo. Y cuantas montañas hemos de recorrer hasta mirarnos honestamente. Esperaremos hasta ser honorables sujetos merecedores de tal cualidad. Mientras tanto estamos aquí. Sonriendo.

De eso se trata la vida.

viernes, 8 de julio de 2016

Iguales

Tú eres agua. Dentro de tus gélidos cabellos se encuentra la verdad. Tú vida no depende de otros como si lo hace en un mortal cualquiera. Tú eres agua.
La contaminación ha sido un asunto del cual te has hecho cargo, sí bien te vuelves ácida, turbia ... Tóxica. Pero cuan dulce es beberte.
Me resulta poco sensato inspirar con estás de palabras el deseo que surge inevitablemente, ya que entonces solo nos insinuariamos a la carne. Como si se comprara en un supermercado. Sí fuera cuantificable aún reírme con tus publicaciones en una red social. Asumo entonces que el juego es vivir enamorado de las virtudes, cuan se que no es cierto y retomo la rutina día a día en función de esa realidad, y sonreír ante el amor inevitable cada vez que me levanto, camino por el pasillo y bajo por el ascensor. Pero tú, tú eres agua.

Tú eres agua como el estaño ardiente fundiéndose en el proyecto escolar de un quinceañero, tan frágil e inevitable como la sangre. Y me gusta pensar que fluyes en paz, sin torbellinos ni marejadas, cuándo no existen abismos ni cascadas que puedan cegar nuestro destino:
Mirarte de frente para comprender mi reflejo, y sonreír para ver en ti una sonrisa.