Desfragmente, sin ayuda de mis cotidianos elementos constructivos, mi desdichado corazón.
Desenterré relatos,
recompensé ilusiones,
sentí la angustia e incluso me tomé la libertad de observar a mi madre cortando las tarjetas de crédito,
como si con eso acabaran las deudas.
Instale tablones para dividir en categorías las sensaciones que antes se esparcían como tinta fresca en las nuevas impresiones.
Y ahora me cuesta querer.
Así sin más. devolví mi cabeza al trono.
Revelé mis verdaderas intenciones y me propuse conquistar.
Hoy mi boca escupe fuego y mis manos construyen fortalezas.
Los daños son datos numéricos, las sonrisas inversiones,
mis opiniones son discursos constituidos sobre la imagen,
una que aún no construyo del todo,
pero que ya destruyo todo lo que quedaba de antes,
y mi corazón desdichado que mira todo desde una fortaleza
construida con todas aquellas cosas que recicle al desfragmentarlo.
Interesante como las palabras solamente se disuelven generando pequeños fragmentos, reciclarlos sería una buena opción pero será sera eso la mejor manera de romper esas flamas , recuperar las fortalezas y volver a tu trono ? Las sensaciones responden pero solamente al liberarnos de una corriente permitiendo que todo se desconecte y solo fluya, permitiendo así que nada se desangre y todo concuerde. Nada se destruye solo cambia al igual que tus palabras que pueden ser de melomania quizás ahí se radique tu angustia y encuentres de vuelta el camino al trono al que cada uno pertenece.
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