Eso fue lo último que escuche de ella,
cuando me acerque y trate de tomar su mano.
Luego vi su espalda durante una larga cuadra,
hasta que doblo en la esquina a paso firme,
mientras yo seguía inmóvil
parado sobre la misma baldosa.
Esa fue la ultima vez que nos vimos.
A veces creo que es mejor recordarlo así, y relato este cuento corto.
Resulta más comodo y menos hiriente que la verdad.
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