En incomodos espacios que trasladan la realidad a un juego entre pubertos, que sin saberse y resolviendo una amistad trastocada por las opciones, aprenden de arena y de puentes, vigas, fierros, satélites que bordean las neuronas de una idea muy concreta, sin embargo niña y resistida a llegar.
Y con el conocimiento en las manos, pueden ver en ellos que el sufrir sigue, y que no crecen, y que por mucho que parezca evidente,
Hay que levantarse todos los días.
Lavar la loza y la ropa.
Decir te quiero y abrazar fuerte.
Estar al tanto de las tecnologias que nos permiten respirar el contaminado aire de Santiago.