ciertas cosas,
ni los ramos de rosas
ni los vuelos en chárter.
Más la gracia bendita
de encontrarme con manuales
y libros en estantes
Pudiendo sentirlo de manera ilícita.
No espero ni tengo otro principio
que ahora estar mirando el presente
que más que un regalo consolatorio
como un escenario ferviente
de un pensar disonante,
un corazón diligente
que en medio del año poco indulgente,
creo preciso de un alma valiente.
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