Verte sentada en la banca no visible del parque,
darme cuenta que el cruel consigo mismo fui yo,
y lo sabia,
y lo sabia.
Entender que actué como un idiota,
un idiota enérgicamente enamorado,
bobo,
simple,
y saber en un instante que las respuestas estaban.
Estar de pie.
No creer en el destino ni en los crucigramas,
en donde te indican que escribir
y te obsequian la respuesta más adelante.
No soy el fruto de una verdad pasajera,
no soy el resultado de un experimento,
no soy el primero que le paso esto,
y soy quien malentendió las cosas ...
soy la expresión misma del no expresar lo que se siente,
imponer limites y conseguir una sonrisa.
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