el trabajo de autosabotaje surtió efecto.
Convencida de una posible mitomanía,
diagnosticando un cuadro obsesivo,
e incluso dudando de la riguidez ética del que escribe, dio por terminada la temporada romántica del 2021.
Y es que fácil para mi fue derrepente,
confundir el sentido práctico de las aplicaciones móviles,
salir jugando desde mitad de cancha,
y patear un autogol fantástico,
por puro no poder conservar la calma.
Esto de enamorarme me volvió torpe,
y me dejo otra vez vagando por el barrio Julio Prado,
dando un discurso distinto al mismo que creí tener preparado,
el silencio cómplice de un error involuntario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario